María Fernanda Salas R.
Si ese es el consenso: ¡Paren! Yo me bajo ahí.
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Razones
para salir temprano y firmar una planilla que solicita un referéndum para revocar el mandato del presidente de Venezuela,
tengo de sobra. La primera es que el ciudadano fue
electo -por primera vez- hace cinco años, y es tiempo más que suficiente para que los electores evalúen su gestión. Mi personal
evaluación es muy negativa, veo que todos los males del ya lejano pasado punto fijista han seguido su rumbo. Y que los
programas asistenciales no son suficientes para paliar los efectos de un tremendo empobrecimiento, producto de un manejo fiscal,
monetario y legislativo, completamente irresponsable. Ilusiones de quinceañera Deseo entonces, no sólo convocar
un referéndum revocatorio, sino votar para revocar el mandato de un presidente que me dijo, hace ya cinco años que su gobierno
sería un completo fracaso, si los niños de la patria no dejaban de ser los niños de la calle en menos de cinco años.
Tenía yo 15 años y le creí, no hubiera votado por él, no creía en su proyecto, pero le creí sincero -y aún astuto- al elegir
ese problema social en particular. Al fin de cuentas no eran tantos los niños de la calle, y son muchos los recursos del Estado.
Creía yo que se concentraría recursos en eso, y que a la vuelta de cinco años nos anunciaría el presidente que había cumplido
esa promesa. No esperaba yo que mejorara la economía, que se detuviera el empobrecimiento, que se pusiera orden en las finanzas
públicas, que se redujera la deuda. Tampoco pretendía que hubiera menos delincuentes en las calles, ni que tuviésemos más
y mejores jueces y tribunales, o que se construyeran cárceles en medida de lo necesario. Sólo esperaba que un gobierno estatista,
condenado al fracaso por lo impracticable de sus ideas, dejara sin hacer algunos gastos superfluos cualquiera, para cumplir
esa promesa en particular. Entendía yo algo más de economía política que mis compañeras de liceo. Lo suficiente para saber
que ese gobierno tendría muy malos resultados sin importar sus intenciones. Pero si creía, ingenua de mí, que sacaría los
niños de la calle. Y no lo hizo. No más ensueños No puedo culpar al karma, por no
creer en la reencarnación. Pero lo cierto es que en estos años la dosis de realidad que personalmente me toco en suerte,
estuvo muy por encima del promedio. Quizas por eso tengo más reservas frente al heterogéneo grupo reunido en la
Coordinadora Democrática de Venezuela, que las que tuve frente al Chávez de hace cinco años. Y esperaba yo que este
gobierno fracasará en todo lo que ha fracasado. Lo que me preocupa ahora es que
al leer los documentos del llamado "Consenso País" entre una que otra buena idea aislada, como la desregulación, me encuentro
un programa fiscal keynesiano claramente descrito. Más deuda y de mayor plazo, más
gasto, y de corto plazo, creación masiva de empleo con gasto público, y mucho más gasto "social", junto con el petróleo -que
en Venezuela es otra forma de decir gasto público- como motor de la economía. Pero eso es lo que está haciendo el actual
gobierno, más deuda, más déficit y más gasto, etc. Será más inflación, más devaluación -sin importar un control de cambios
en el que ministerio de finanzas es el primer vendedor del mercado "paralelo"- y más empobrecimiento. ¿Salimos entonces de
Chávez para que otros señores vengan ha seguir haciendo exactamente lo mismo?. No me anoto en eso. Y menos en algo un poco
peor, al fin de cuentas son muchos los caimanes, y poco lo que va quedando en este empobrecido caño. Firmaré para tratar de detener un
mal gobierno. Y si lo hay, votaré en el referéndum para detener un mal gobierno. Pero luego de eso. Si el consenso es más
de los mismo, con puros toques cosméticos. O lo que se llama un quítate tú para que se pongan estos. En nada diferentes y
sin idea alguna, que no sea seguir con el mismo festín de gasto deficitario irresponsable. Yo me bajo ahí, ahí mismito, para
seguir en la oposición contra los malos gobiernos. Al fin de cuentas, no soy yo liberal libertaria porque tales ideaspara
administrar la republica sean hoy populares. Si no porque son las más razonables y decentes. ¿Me explico? |
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