María Fernanda Salas R.
No conocí el puntofijismo: Sólo al marido que pega... y regala las curitas
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La verdad es que el discurso
de los males del terrible pasado puntofijista me confunde un poco. Debo confesar que para aquel tiempo jugaba yo con barbies
y tenía muy escaso interés en los asuntos públicos. Votaba en las elecciones de delegado de clase. Sólo cuando se acordaban
de hacerlas. Y hasta ahí. Una
década eterna Si el presidente Chávez tiene
ya cinco años de gobierno, y el punto fijismo llegó a su triste fin de la misma forma en que nació -por medio de acuerdos
de cogollos estatistas- debemos entender que el segundo gobierno de Rafael Caldera ya no fue un gobierno punto fijista. Caldera
-y su "chiripero" de izquierda marginal- alcanzó un segundo periódo de gobierno, luego de abandonar el partido "punto fijista"
que el mismo había fundado. Así las cosas, yo no puedo
recordar mucho de unos gobiernos que terminaron con el interinato de Velásquez, hace ya diez años. Mi vida adulta se resume
en gobiernos de izquierda ex-marginal primero chireperica y despues chavista. Uno que llegó al poder aplaudiendo los intentos
de golpe de estado del actual presidente y sus compañeros de armas -consecuentemente indultados por Caldera-, y
otros dos del indultado en persona. De las barbies hasta mi hijo
de tres años, ha pasado una década completa en la que la primera figura política del país ha sido -y sigue siendo- Hugo Chávez. En menos de una década se
levantaron economías arrasadas por una guerra como las Japón y la República Federal Alemana y en menos de una década se estabilizó
la democracia y se europeizó la economía y la política de una España post franquista. Una década es muchísimo tiempo,
y cinco años son más que suficiente para juzgar un gobierno por sus resultados... cinco
años son media década. Con el punto fijismo Venezuela esperó menos de una década, desde que se evidenciaron los nocivos efectos
del modelo económico e institucional, hasta que cayó el segundo gobierno de CAP. El
pasado nos alcanza Veo que en los cinco años
de gobierno revolucionario la economía tiene -cuando mucho- el 75% del tamaño que tenía antes. Veo que la deuda pública crece
desordenadamente y que el déficit del presupuesto público alcanza cifras alucinantes. Leo lo que dicen los economistas -de
diferentes tendencias y escuelas- y encuentro que los únicos consistentes me indican que el déficit se cubre en Venezuela
con devaluaciones inflacionarias o con créditos. Y si es con créditos las devaluaciones inflacionarias vendrán después.
Así que veo como crece el desempleo, como el gobierno estrangula la producción de riqueza con regulaciones absurdas, mientras
la inflación crece. Y entiendo que es sólo una pequeña parte de la inflación que se ha represado y que inevitablemente nos
caerá encima en algún futuro, no muy lejano. Veo también que el llamado
"aporte fiscal petrolero" caído desde más de 50% con empresas privadas extranjeras, hasta menos de 24% con una empresa estatal
nacional, de la que nuestros revolucionarios responsabilizan a una "casta" de gerentes petroleros, no ha subido
significativamente con la presente gerencia revolucionaria, y que las mismas políticas de gasto interno, inversiones que sus
propios expertos calificaron antes de inútiles, y de punto fijismo petrolero se han llevado hasta sus últimas consecuencias
con el virtual cierre de BITOR. Y entiendo entonces que la revolución no logrará recuperar ese 50%, por un problema completamente
imposible de superar: No lo van a intentar. El
asunto del marido Como no tengo yo marido,
y hombre alguno exitosamente me ha podido pegar jamás, -excluyendo, una que otra, muy ocasional, nalgada disciplinaria
de mi difunto padre, en mi discola infancia- tengo que explicar mi título. Veo que los diez años de la "era" Chávez, lo único
que ha crecido es el peso del Estado en una economía que ha decrecido sistemáticamente. Veo que la seguridad y la justicia
están de últimos en la lista del presupuesto. Que campea la delincuencia, el desempleo y el empobrecimiento. Y que todo ello
es el resultado de las políticas de quienes ya tienen cinco años de gobierno y diez de predominancia política e ideológica.
Pero también veo que mientras en los hospitales no hay insumos, se importan a muy bajo costo médicos y medicinas de Cuba para
el programa Barrio Adentro, que mientras que en las universidades nacionales unos zánganos privilegiados autodenominados "dirigentes"
estudiantiles se gastan el recortadísimo presupuesto en comprarse camionetas de lujo -y los zánganos son los que ganan la
elección de la FCU- y las escuelas primarias y los liceos tienen mucho menos presupuesto que una educación superior gratuita
poblada de una clase parasitaria del estatismo, el gobierno inaugura más y más universidades bolivarianas. Entiendo entonces que esta
revolución, si sumamos su desastrosa política económica a su generosa política social, es como el marido que le pega a su
mujer para luego regalarle el alcohol y las curitas. Y no estoy muy segura de ello, pero creo que el punto fijismo y la transición
chiripeada, eran más o menos lo mismo. Supongo que sin el alcohol y las curitas, o con muy pocas. Pero que los gobiernos nos
empobrezcan primero, para darnos limosna después, no parece muy razonable. Mejor sería que no nos empobrezcan y nosotros mismos
nos ocupamos del resto. ¿Me explico?
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