María Fernanda Salas R.
Neo-comunismo salvaje: La verdadera ideología de la revolución bolivariana
|
|||||
Entrevista con Guillermo Rodríguez González, Doctor en
Ciencias Económicas, Asesor de la Asociación Petróleo para el Pueblo y Miembro de la Dirección Nacional de movimiento Liberal
Libertario Resistencia Civil. Podemos dudar entre que El
Doctor Rodríguez usara la relativamente reciente revolución bolivariana de Venezuela, como una excusa para exponer y rebatir
detalladamente una teoría colectivista nueva, que podría marcar el siglo. O describiese
exhaustivamente las fallas de esa teoría, que denominó neo-comunismo salvaje,
para explicar las fortalezas y debilidades de la primera revolución que intenta avanzar hacia tal colectivismo. Lo que nadie
duda es que sus ideas producen siempre adhesión o rechazo apasionado, pero jamás indiferencia. |
||||
El economista Guillermo Rodríguez indica que el Ministro de Finanzas de Venezuela, Tobias Nobrega, presentó ante
la Asamblea un presupuesto para 1994 que requiere contraer nueva deuda pública para cubrir el 40% del gasto proyectado, la
deuda interna ha crecido tanto que ya tenemos bancos que han concentrado en un solo deudor, el gobierno, más del 50% de los
depósitos del público, vemos que ese gobierno contrae nuevos créditos para pagar los intereses de los anteriores y gran parte
de los gastos que anuncia frecuentemente el Presidente, no están incluidos en el presupuesto, con lo que es muy importante
analizar la forma en que se manejará la estatal petrolera venezolana en los próximos años, pues nuevamente veremos un crecimiento
desmedido de deuda pública, que acompañado de devaluación e inflación, tarde o temprano conducirá a un "ajuste fiscal". No es tanto el petróleo No hay que engañarse, con el petróleo, en Venezuela se le han "vendido" muchas mentiras
sobre esto a la población, ya que las reservas petroleras (y la capacidad de producción no utilizada) venezolanas son insignificantes
comparadas con las del medio oriente y sí mañana desapareciera todo el petróleo venezolano los países del golfo podrían inmediatamente
aumentar su producción y cubrir la demanda sin que los precios se vieran afectados, más haya del cortísimo plazo, explicó
Rodríguez. Entre los combustibles fósiles,
los bitumenes extra-pesados de la faja del Orinoco no son petróleo,
son tan diferentes al petróleo como lo son el petróleo y el carbón y los bitumenes
venezolanos si son equivalentes en magnitud a las reservas petroleras del medio oriente, y se pueden usar como combustible
alternativo al petróleo, gas, o carbón, explicó Rodríguez. Los bitumenes son espesos,
pegajosos y se solidifican fácilmente, el sólo acto de trasportarlos fue un problema sin solución económicamente viable hasta
que se desarrollo la tecnología de la Orimulsión, mediante la que se logró hacer asombrosamente más fluido el bitumen y enriquecerlo
como combustible, por lo que a Orimulsión es un combustible de origen fósil,
no petrolero, que compite exitosamente en costos otros combustibles fósiles no petroleros como el carbón, el gas, o con combustibles
de origen petrolero como el full oil, afirmó Rodríguez. Lo
que si hay es Bitumen La
Orimulsión es la única forma conocida de explotar y vender bitumenes venezolanos en el mercado mundial de los combustibles,
sin acometer enormes inversiones de dudoso futuro,
pero aunque no fuera así, lo importante es que como no es petróleo, no forma parte de las cuotas de la OPEP por lo que se
trata de un negocio adicional que le permite al gobierno venezolano incrementar sus exportaciones de combustibles fósiles
sin aumentar su producción de petróleo regulada por las cuotas de la OPEP, indicó Rodríguez.. Entre producir y vender Orimulsión
con ganancias y no hacer nada con el bitumen, pues esas son las únicas alternativas realistas,
se debe producir lo más rentable, y para PDVSA lo más rentable no seria la Orimulsión, explicó Rodríguez. No se puede
producir petróleo por encima de las cuotas de la OPEP y hay un mayoritario acuerdo político en Venezuela sobre mantenerse
dentro de la OPEP, con lo que la Orimulsión
es algo especialmente diferente para Venezuela, y mucho más atractivo para PDVSA sería
invertir algunos cientos de miles de dólares en montar módulos de producción de Orimulsión en asociaciones internacionales
que producirían ganancias desde el primer año, con tecnología propia, en lugar de invertir por si sola miles de millones en
una planta de mejoramiento de crudos pesados, que tardaría un buen número de años en recuperar la inversión, si es que lo
logra, y que produciría un crudo mejorado que si entraría en la cuota de la OPEP, usando tecnología desarrollada por otras
empresas, por la que debe pagar derechos, explicó Rodríguez, con lo que no se puede entender como han optado por la segunda
opción, incumpliendo todos los contratos para desarrollar Orimulsión, agregó. PDVSA para el
pueblo El
día en que se lleve a cabo la privatización popular y cada venezolano sea propietario de su acción de PDVSA, este tipo de
asuntos se podrá decidir en asambleas de accionistas,
atendiendo a criterios de riesgo beneficio evaluados comercialmente, pero por ahora son un asunto político enrarecido por
gran cantidad de tonterías que intentan pasar por argumentos, mientras PDVSA no tiene suficientes recursos para desarrollar
el negocio del dudoso crudo pesado por si misma con lo que al endeudarse concentrará el riesgo y sin importar como salga el
negocio hay que pagar igual, en cambio, asociarse con inversionistas extranjeros,
chinos, coreanos, canadienses e italianos que pongan capital y mercados es el mejor negocio posible y lo es porque el bitumen
sin Orimulsión no vale lo que cuesta sacarlo y procesarlo, afirmó Rodríguez. Y terminamos siempre en lo mismo,
los gobiernos no están para manejar negocios, siempre lo han hecho y siempre lo
harán mal, un ejemplo es la estatización de industria petrolera venezolana, que fue el punto de partida para
que los gobiernos de Venezuela se endeudaran por encima de su capacidad
de pago, y al ser propietarios directos del grueso de las divisas que ingresaban al país, devaluaron para cubrir el déficit
originado por sus gastos excesivos y sus deudas irresponsables, recordó Rodríguez y agregó que así empobrecieron a la población por décadas, fortaleciendo una casta de vagos y malandros que han vivido a costa de los
recursos públicos explotando a la gente decente y trabajadora. Hay que pagar las deudas de una
vez, y hay que devolver a la población lo que se le ha robado, y un paso indispensable en esa dirección es reparto la mitad
del capital de la estatal petrolera entregando a cada venezolano una acción de PDVSA y liquidar en subasta la otra mitad para
pagar deuda pública, esa es la forma decente de privatizar por la que lucha la gente decente y trabajadora, explicó Rodríguez. Hay privatizaciones
y privatizaciones Hay otras formas de privatizar,
son las privatizaciones malandras, entre las que está entregar el negocio a los
amigos con contratos a dedo, destruir sectores claves para favorecer intereses de otros amigos y transformar a una empresa
que ya había venido acumulando ineficiencias significativas en un cascaron vacío de deudas y corrupción...
y eso es lo que se está haciendo, aquí y ahora, declaró Rodríguez agregando que
al final de cuentas lo que importa aquí, desde el punto de vista del presupuesto deficitario y la creciente deuda pública,
es que el aporte fiscal de las petroleras privadas al Estado antes de la estatización era ligeramente mayor del 50% de la
factura, y se pagaba en moneda local, mientras ahora es menor de 24%, pero le da al Estado el control directo sobre el 80%
de las divisas que ingresan al país, lo que es una receta infalible para que en Venezuela la inflación sea consecuencia de
la devaluación favoreciendo esta última al Estado contra la población Los nuevos "meritocratas" Ahora, el que la actual administración maneje tan mal como sus predecesores
la estatal petrolera, pese a despedir la mitad de sus empleados en medio de un paro, ciertamente político, pero sin aprovechar
esa oportunidad para reestructurar el negocio, captando capital con la venta de acciones de filiales internacionales que tendría
que reestructurar por su escasísima productividad y concentrándose en los negocios de mayor valor, no debe extrañarnos, porque
la ven como un elemento estratégico y político que están usando para sostener alianzas non sanctas sin preocuparse demasiado
por la productividad, ya que al final lo que les interesa es fortalecer un modelo económico que tampoco necesitaría de muchos
recursos, explicó Rodríguez y agregó que la trampa de una deuda creciente no les preocupa demasiado ya que estiman que por
ineficiente que sea la petrolera, dará para pagar intereses ya que han preferido incrementar dramáticamente la deuda interna,
a la que pueden diluir devaluando, mientras mantienen una política más conservadora
en materia de deuda externa, que crece sólo por las limitaciones del ahorro interno frente a un Estado que paga sus
bonos con nuevas emisiones de bonos. Neo-comunismo salvaje Sobre el modelo económico que no necesitaría de muchos recursos,
el economista Rodríguez afirma que la ideología del chavismo es perfectamente clara e internamente coherente, ciertamente
no es marxismo leninismo, comenta, es un neo-colectivismo que entronca con el marxismo de Haya de La Torre y desarrolla propuestas
anti-desarrollistas de naturaleza ecologista como respuesta al fracaso del marxismo leninista. Estos tipos, explica Rodríguez,
no dicen que su colectivismo va ha producir más riqueza, como si prometían los marxistas de antes, lo que dicen es que van
a producir menos riqueza porque eso es bueno para la ecología y los valores del espíritu. Es decir, que ahora el colectivismo
nos promete que todos seremos pobres y que esa pobreza nos hará ecológicamente responsables y espiritualmente felices, resume
Rodríguez. Los neo-maltusianos Todos las propuestas políticas que se colocan bajo banderas
ecologistas se basan en variaciones teóricas sobre la tesis de Malthus, explica Rodríguez, Esto tiene enorme importancia en
los primeros años del siglo XXI, ya que las teorías marxistas ortodoxas de siglos pasados, basadas en el razonamiento circular
de la plusvalía y en un valor trabajo superado por la teoría del valor marginal, han sido progresivamente abandonadas por
un neo-comunismo que adopta el marginalismo, para sostener la necesidad de limitar el crecimiento económico por razones ecológicas,
declaró Rodríguez. Si bien la imposibilidad práctica de la planificación estatal
de la economía fue demostrada desde las primeras décadas del siglo pasado por el economista Ludwid Von Mises, y evidenciada
oportunamente por los colapsos económicos, políticos, ecológicos y poblacionales en sociedades que aplicaron tales principios,
como la URSS o Camboya, aun existe un substrato cultural de apoyo para tales tesis en la mayor parte del mundo,
explica Rodríguez. Dicho substrato tenía que encontrar otras justificaciones en la medida que las sociedades más centralmente
planificadas seguían colapsando y el neo-comunismo se adelantó proponiendo una nueva construcción teórica colectivista basada
obviamente en un modelo económico neo-malthusiano, afirmó Rodríguez. Antecedentes del ecologismo político No se construye un nuevo colectivismo en dos días, comentó
Rodríguez, desde mediados del siglo pasado los académicos han venido construyendo diligentemente un nuevo conjunto de teorías
anti-capitalistas que han alentado el crecimiento de un ecologismo político que incluye desde partidos como el partido verde
alemán, pasando por ricas organizaciones transnacionales como Grennpeace, hasta pequeños grupos terroristas defensores de
los derechos animales, agregó. El aliento teórico de todos se basa en el criterio académico de extender las tesis maltusianas
de los alimentos para una gama de recursos, y predecir todo tipo de catástrofes inminentes, explicó Rodríguez. Desde tiempos poco recordados en La Universidad
de Stanford, donde el Biólogo Paul Ehrlich, Lester Brown y el equipo que desarrolló el famoso informe Limites del Crecimiento,
para el Club de Roma, indicó Rodríguez, todas las catástrofes posibles han sido anunciadas para el futuro cercano por los
teóricos del ecologismo maltusiano. Ver como las catástrofes se van corriendo en el tiempo, de la misma forma que las superficiales
opiniones favorables de algunos famosos economistas, sobre la planificación central desaparecen de las nuevas ediciones de
sus viejos tratados sin explicación alguna para el lector, es poco gracioso porque las soluciones propuestas por
esos aspirantes mandarines son causa de verdaderas tragedias para las poblaciones torturadas con sus recomendaciones por gobiernos
totalitarios, afirmó Rodríguez. Paul Ehrlich, quien aún afirma que la mayoría de la gente no
reconoce que, al menos él los países ricos, el crecimiento económico es la enfermedad y no la cura, afirmó desde 1968 que
sería imposible que la India alimentara a 200 millones adicionales de personas para 1971, recordó Rodríguez. En la edición
de 1980 de su libro, la bomba poblacional, omitió todos los comentarios sobre el asunto, posiblemente porque los hindúes estaban
exportado excedentes de granos a la URSS en 1980, ironizó Rodríguez. Esos académicos del colectivismo de finales del siglo
pasado mostraron su completa falta de ética con las ediciones "revisadas" de sus libros, porque su objetivo nunca fue la búsqueda
de la verdad, sino la construcción de soportes "teóricos" para el ecologismo político, afirmó Rodríguez. Las "virtudes" de la pobreza Más o menos irracionales, los ecologistas políticos van desde
las tesis de desarrollo sustentable, que no es otra cosa que reducir la producción de bienes y servicios empobreciendo intencional
y planificadamente a la población en función de la conservación de recursos, hasta quienes simplemente proponen destruir la
civilización y regresar al equilibrio ecológico de los grupos humanos menos eficientes del paleolítico inferior, indicó Rodríguez. Con ecologismo político se cumple la Ley de los rendimientos
decrecientes, de hecho su caudal electoral crece sólo hasta cierto punto y bajo ciertas circunstancias, pero no es capaz de
dar una respuesta política integral a la mayoría, afirmó Rodríguez. Ese papel lo tiene el neo-comunismo, que integra el malthusianismo
de los ecologistas políticos desarrollando coherentemente sus implicaciones más obscuras, agregó. Los teóricos presentan la
ecuación I = PAT, esto es: impacto ambiental es igual a producción multiplicada
por consumo, por afluencia y por tecnología, indicó Rodríguez. Esto es ridículo, de hecho toda la evidencia paleontológica, arqueológica e histórica muestra que la introducción sistemática de nuevas tecnologías
reducen el impacto ambiental de la producción, pero si las tecnologías no se modificasen, la ecuación sería correcta, explicó
Rodríguez. Claro que ya en sus tiempos Marx y Engels afirmaron que el fusil de retrocarga de la guerra franco-prusiana
sería el máximo desarrollo de tecnología de los fusiles, y que Mijail Kalasnikov diseñase el AK 47 y el AKM 74 en
la muy marxista URSS, no es más que un ejemplo del ridiculo de los teóricos colectivistas
que siempre se han mostrado extremadamente prejuiciosos con las nuevas tecnologías, agregó Rodríguez, y la única construcción
teórica que ha servido objetivamente para justificar tal prejuicio, empieza con el ecologismo neo-maltusiano,
agregó. El
neo comunismo salvaje No es casual, indica Rodríguez que en La República Popular China se implementasen
los programas de control de la natalidad más severos del mundo, en China no existe el concepto de derechos individuales en
el substrato cultural predominante, el comunismo marxista chino no fue una novedad, sino una variación sobre el mismo tema,
por lo que estudiar la historia de la tecnología china es una de las primera claves del absurdo neo-comunista, pero también
muestra que los absurdos se imponen. Si el maltusianismo fuese conceptualmente cierto, el crecimiento
de la producción conduciría fatalmente a catástrofes ecológicas que reducirían la producción y finalmente llegaríamos realmente
a las hambrunas globales pronosticadas como inminentes desde hace ya más de dos siglos, afirmó Rodríguez. Para evitar tales
catástrofes, los ecologistas proponen un empobrecimiento intencional, más o menos severo, en el frente económico y severas
medidas de planificación familiar en el frente poblacional, por lo que para el neo-maltusianismo, la mejor organización de
la sociedad no sería aquella capaz de producir un bienestar creciente para una población creciente, sino aquel capaz de detener
ordenadamente el crecimiento de producción y población y distribuir la producción decreciente de la forma más equitativa posible,
explicó Rodríguez. Como los marxistas ya han demostrado su incuestionable capacidad de producir y distribuir pobreza mediante
planificación central de la economía, el neo-comunismo simplemente ponen los objetivos en concordancia con las capacidades,
ironizó Rodríguez, agregando que en tanto el objetivo de la planificación estatal de la economía fue una producción mayor
que lo obtenida bajo un sistema de mercado relativamente libre, las únicas industrias que crecían en cada plan era las relacionadas
con en control militar y policial de la población y el territorio, pero si se invierte el objetivo no sería necesario falsear
estadísticas de crecimiento, la reducción de la producción como objetivo es incuestionablemente alcanzable con la organización
colectivista de la sociedad bajo el control de un estado totalitario... y eso es el neo-comunismo, indicó Rodríguez.
Ahí
está el detalle Pero un detalle que confunde a muchos es que el neo-comunismo
tiende a poner más énfasis en el control jurídico indirecto leyes y reglamentos- que en la propiedad estatal de los medios
de producción, pero eso lo único que indica es que los neo-comunistas han comprendido mejor la naturaleza de la propiedad
privada que los marxistas que podríamos llamar ortodoxos, pero no hay que engañarse por la aparente similitud con una socialdemocracia,
más o menos civilizada, para la ideología neo-comunista la democracia es un asunto táctico, pues a menos que logre instalar
un control absoluto del aparato del Estado no podría lograr sus objetivos, en ese sentido, por popular que sea en algún momento,
necesita establecer alguna forma de dictadura para llegar a las últimas consecuencias, indicó Rodríguez. Otro detalle que confunde es que se puede realmente establecer
una dictadura dentro de cualquier orden constitucional moderno sin necesidad de violar las leyes, como lo hizo Hitler en su
momento y el nacionalsocialismo es lo más parecido al neo-comunismo que ha existido en el pasado desde el punto de vista de
un colectivismo revolucionario, totalitario, nacionalista y enemigo del marxismo leninista, declaró Rodríguez y agregó que
a fin de cuentas lo de la raza aria como el colectivo superior es perfectamente intercambiable por cualquier otro colectivo
sin que se pierda el resto del contenido práctico de la doctrina para propósitos de cualquier otra forma de totalitarismo. Un gran detalle teórico En teoría económica, lo importante no es sólo que la teoría
neoclásica del crecimiento económico, en la que se apoyan aplicaciones inconsistentes de Ley de los rendimientos decrecientes
a la economía en general, sea falsa sino que la ley neo-maltusiana de I = PAT en realidad debe ser I = PA / NT pues si entendemos que P es resultado de la tecnología existente, lo que reduce I es la introducción
de nuevas tecnologías NT, concluyó Rodríguez. Todas las generaciones humanas parecen haber percibido limites
materiales al crecimiento, y entendían el crecimiento como la suma de recursos materiales limitados, pero tambien los
economistas somos históricamente culpables de un pensamiento bifactorial, quizás por ignorancia "histórica" del estudio escolástico
temprano de los problemas catalácticos que fue mucho más integral que la posterior
aproximación de los clásicos, pero en todo caso, la última construcción teórica que intentó explicar el crecimiento desde
un punto de vista bifactorial, fue la teoría neoclásica del crecimiento que podemos identificar casi completamente con
el premio novel de economía Robert Solow, aclaró Rodríguez. Tal teoría, explica Rodríguez, establecería que el ahorro agregado
financia las adiciones de capital y que la adición inicial de capital tiene un producto marginal muy elevado, por lo que sí
se ahorra en forma constante, cada fracción generada por cada nuevo capital agregado, podría exceder lo necesario para equilibrar
la depreciación de los bienes de capital y permitir para los nuevos trabajadores nuevos bienes de capital, con lo que si
el capital por trabajador se incrementa de esta forma, el rendimiento del capital decrecerá hasta generar un declive en el
producto marginal del capital con lo que los ahorros generados por el ingreso también se reducirán y ahí la economía entraría en
una extraña producción estacionaria y finalmente decrecería, lo que en términos simples significa que si agregamos más
trabajadores o más tractores al mismo campo de maíz, en algún momento su excesivo número destruiría la cosecha en lugar de
aumentarla. El problema es que todos los modelos predictivos que establecieron
limites al crecimiento basados en este modelo se han estrellado contra la realidad incuestionable de una producción que
no deja de crecer sin que los teóricos puedan explicarlo, recordó Rodríguez. Ideas
vs. cosas El economista Paul Romer ha sido el primero en introducir la
realidad en las construcciones teóricas del crecimiento al dividir los insumos en bienes rivales y no-rivales, o cosas e ideas,
y el punto clave está en que son bienes rivales aquellos que por su mera suma generan un rendimiento marginal que se reduce,
mientras que son no-rivales aquellos que por su naturaleza pueden seguir agregando rendimiento marginal creciente al sumarse
a la producción, con lo que vemos que las ideas no tienen rendimiento decreciente, cada nueva idea puede agregar mayor valor
que la anterior, y no hay un limite al numero de nuevas ideas que se pueden emplear en la producción, los bienes de capital
llegan a estorbarse entre sí, las ideas no, afirmó Rodríguez. Romer lo explica afirmando que tanto los gavilanes como la
gente gustan de comer pollos, pero mientras más gavilanes significan menos pollos, más gente significa más pollos, porque
la gente es capaz de incrementar el número de pollos para comerlos criándolos, y es capaz de generar un constante flujos de
nuevas ideas que mejoran los métodos de crianza para incrementar él numero de pollos muy por encima del que la naturaleza
hubiese establecido en un equilibrio entre las especies, pero los gavilanes sólo pueden cazar pollos, recordó Rodríguez. Ecologísmo contaminante No hay que ser muy conocedor para notar que la leña es más
contaminate que el gas licuado, pero el asunto es interesante porque el neo-comunismo nos dice que debemos producir menos,
lo que inevitablemente implica menos ideas nuevas, y nos lo dice como algo necesario para sobrevivir mientras el gran dilema
de la contaminación es que mientras más nuevas tecnologías aparecen, y la producción se incrementa, menos contaminación se
produce como resultado de los procesos productivos, menor producción siempre parece implicar mayor contaminación, afirmó Rodríguez. Las soluciones del neocomunismo ecologista no solo traerán
mayor pobreza, sino mayor contaminación pues la clave del progreso humano es realmente menos dramática, menos generosa y menos conciente, de lo que incluso los economistas gustan de creer, ya que los desperdicios
tienen una característica clave, son muy baratos como insumo, y de hecho, en las sociedades prosperas la gente paga
por alejarlos de su presencia, recordó Rodríguez. Si se puede encontrar una forma de transformar un desperdicio
indeseado en algo deseable, lo que se ha ideado es un progreso en los métodos de producción, se ha incrementado la producción
y el bienestar de la sociedad e incluso es posible, no siempre seguro, que se reduzca la cantidad de desperdicios
en el ambiente, afirmó Rodríguez y agregó que en realidad nadie lo ha hecho por eso, sino para enriquecerse produciendo
algo que los demás desean a bajo costo. El proceso de producción de
bienes intercambiables parece haber surgido en el paleolítico con ideas para usar los desperdicios de las actividades primarias
proveedoras de comida, y existen sólidos indicios para suponer que las primeras industrias capaces de generar bienes susceptibles
de intercambio usaron desperdicios contaminantes como insumos de nuevos productos empezando con la utilización de las partes
no comestibles de los animales cazados o rapiñados, con lo que la única forma de enfrenar el proceso de acumulación de capital
que pretenden el neo-comunismo ecologista sería regresar la sociedad humana a formas de organización de la producción que
precedieran dicho avance evolutivo, con lo que nuevamente hablamos de algo que, en última instancia, atenta contra la supervivencia
de la especie humana, explicó Rodríguez. La civilización no es producto de ningunas leyes históricas que diferencian a nuestra especie de las demás, es únicamente
una estrategia evolutiva exitosa de una especie que ha desarrollado la propiedad y el intercambio para incrementar la producción
material en mucha mayor cuantía que los demás primates, pero sigue siendo un proceso totalmente natural que forma parte de
un ecosistema en el que las especies compiten, evolucionan, aparecen y desaparecen, por lo que dicha estrategia no se rige
por unas supuestas leyes históricas que garantizarían siempre un resultado superior, sino acaso por unas leyes de
la evolución que no garantizan nada para ninguna especie, concluyó Rodríguez. |
||||
|
||||